martes, 28 de abril de 2009

DE LA GUERRA...DE MIS MUERTOS

La guerra pasa sobre la tierra sin remordimiento de los muertos. Esas víctimas que tenían familia, esos muertos que tuvieron hijos, que fueron padres, que ya se fueron.
Todo, pretendiendo ser justo entre los vivos; esos que se presentan como humanos con complejo de Dios; esos que quitan las vidas como si no tuvieran una propia; esos que conciben la matanza con vana gloria; sí, esos que son en persona los que nunca han tenido memoria.
Y parece que la guerra sigue teniendo victoria, en este mundo que pretende olvidar la historia. Parece que el cuerpo se acostumbrara al vacío que dejan los que se fueron; algunos de ellos sin haber tenido la oportunidad de despedir lo propio, de repugnar lo ajeno.
La familia se cansa de llorar sus muertos, y de preguntarle a Dios por qué se fueron;y los recuerdos no dejan de latir en los sueños, de esos hijos que están en duelo.
Los vivos, esos que sí son buenos, intentan hacer del mundo un lugar bello; pero a veces cuando la guerra toca tu puerta sin mayor condolencia, te preguntas si en realidad es posible transformar esta tierra. Esta tierra, que guarda huellas de nuestros muertos, y que intenta día a día hacernos creer a los buenos, la responsabilidad de evitar a otros un lamentable e injusto duelo.

miércoles, 22 de abril de 2009

PARA PENSAR...



Cuando la vida se reduce a lo que soy y lo que debería ser
me siento más segura de lo que no deseo ser.
Cuando la indiferencia toca mi puerta en cada calle, en cada bus, en cada clase, o en una multitud, entiendo claramente lo que hace falta en este mundo escaso de memoria y gratitud.
Y si deseo vivir en paz no es tanto por mi historia personal, sino por aquellos que cuentan sus historias sin eco en la sociedad. ¿Cómo se aprende a escuchar, si no es sintiendo las lágrimas de esos niños que aprendieron a relatar las injusticias que sus vidas han de reinar?
Ojalá que algún día las balas dejaran de escribir con sangre el resentimiento de los mortales; ojalá nunca tan lejos ninguno sufra la sensación de sentir hambre; ojalá no muy tarde hagamos de la memoria lo más grande; y ojalá antes de irnos la paz sea indispensable.
Yo diría que la vida me vuelve a hablar para de mi sueño despertar; y no volverme a preguntar lo que soy y lo que debería ser, sino mas bien despertarme para no dejar de hacer parte de lo que le da sentido a la humanidad: el deseo de vivir sin violencia, sin pobreza, sin injusticia, sólo en paz.

REFLEXIONES

Estoy cansada de estar presa entre el conocimiento de las necesidades y la impotencia de no poder suplir todas. Estoy presa, como muchos, en la indiferencia a la pobreza, en la insensibilidad a la violencia, y peor aún: en la resignación de la humanidad por no querer hacer parte del cambio que deberíamos provocar.
Las calles son grandes celdas para algunos que dejaron de tener un hogar; las armas son protección para quienes de tanto asesinar dejaron de ser libres por su accionar; las lágrimas no son más que el dolor de esos que preguntan a la vida la razón que la muerte les dejó; pero las sonrisas de los niños son lo mejor: el interminable valor que en medio del sufrimiento, de la injusticia, y el mismo temor, dan esperanza a los que encontraron un motivo diferente a la resignación, para hacer de este mundo un lugar mejor.
El mundo como gran cárcel no deja de ser el lugar que cuenta la experiencia de cada ser...por los que cuentan su historia; por quienes no los dejaron hablar; por los que murieron en la absurda necesidad de que alguien los quisiera escuchar.

PROTAGONISTA AUSENTE: UN HEROE DE LA HISTORIA


Que la historia brinde porque existe alguien como tú, quien ha hecho de las lágrimas una historia personal. Que la gente atienda porque entre tu gran virtud, vas hablar y dar una razón por la cual luchar.

Y que las aves vengan para verte volar, porque entre el sufrimiento tienes algo que contar. Mientras la luna esconde y el sol insiste en brillar, cual arcoíris por iluminar…

Y que tus ojos dejen de llorar porque hay monstruos que humanos se hacen llamar; que entre la indiferencia, los golpes, y la violencia, pretenden extirpar tu exacerbada grandeza.

Que todos los días sólo te acercas y enseñas, a aquellos foráneos lo que es esta tierra. Una tierra que aunque no parece cumplir por igual los sueños y las promesas, aquí le sirves con sonrisa entre la maleza.

¡Cuidado con tu equipaje! Que parece desboronarse, y que con tanta humildad haces para no dejar que la maldad te mate. Y pese a quienes recoges esos retazos no aparentan importarles que entre ellos estés tú, con una esperanza de notarte, tu tesoro son tus hijos quienes tienen un héroe sin saberlo, porque sí trabajas en una construcción, pero cotidiana de rutinas donde se necesita de valor para ser sobreviviente a la miseria, y no víctima de la inhumana “limpieza”…

Y sigue hablando que mis oídos te escuchan, como cual fiel amigo que has adoptado en tu día a día. Como cual perro que te acompaña en el sendero eterno de las calles, que tienen en su firmamento las huellas de tus sueños; esperando por largo tiempo que desde el cielo caiga el dueño, de todo esto que hoy cuento.

Porque aunque el peso te tenga encorvado, tus cabellos no estén peinados, tu rostro no sea observado; y aunque tu tés no tenga color, más que el del mugre y el dolor, mi vida ha tenido un cambio desde ese mismo día cuando dejé de escucharte y empecé a preguntarme por el protagonista ausente, de una historia que espero que en un país como éste, siga siendo escrita en vida y no en muerte.

A ti: no desechable, no indigente, sino un héroe de mi mente, un admirable sobreviviente…