martes, 28 de abril de 2009

DE LA GUERRA...DE MIS MUERTOS

La guerra pasa sobre la tierra sin remordimiento de los muertos. Esas víctimas que tenían familia, esos muertos que tuvieron hijos, que fueron padres, que ya se fueron.
Todo, pretendiendo ser justo entre los vivos; esos que se presentan como humanos con complejo de Dios; esos que quitan las vidas como si no tuvieran una propia; esos que conciben la matanza con vana gloria; sí, esos que son en persona los que nunca han tenido memoria.
Y parece que la guerra sigue teniendo victoria, en este mundo que pretende olvidar la historia. Parece que el cuerpo se acostumbrara al vacío que dejan los que se fueron; algunos de ellos sin haber tenido la oportunidad de despedir lo propio, de repugnar lo ajeno.
La familia se cansa de llorar sus muertos, y de preguntarle a Dios por qué se fueron;y los recuerdos no dejan de latir en los sueños, de esos hijos que están en duelo.
Los vivos, esos que sí son buenos, intentan hacer del mundo un lugar bello; pero a veces cuando la guerra toca tu puerta sin mayor condolencia, te preguntas si en realidad es posible transformar esta tierra. Esta tierra, que guarda huellas de nuestros muertos, y que intenta día a día hacernos creer a los buenos, la responsabilidad de evitar a otros un lamentable e injusto duelo.

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